¡Qué nervios, mañana es el gran día! Por eso hoy los ensayos de la obra han sido muy intensos. Y aún así, hemos tenido tiempo de hacer otras actividades. ¡Lo que llega a cundir un día!
Por la mañana, hemos pasado la obra entera a conciencia. Y después del merecido descanso (y algunas clases individuales), hemos tenido una actividad doble. Mientras unos escalaban, los otros animaban a quien estaba en la roca al tiempo que terminaban su atrapa sueños. Y así la espera para escalar con Javi se ha hecho de lo más amena.
En la hora de la comida, nos esperaba una sorpresa. Iván había dejado su plato estrella para el final del campamento: ¡lasaña! Quizá alguno recuerde que el año pasado el día que cocinó lasaña se ganó un gran “¡Ese Iván, cómo mola, se merece una ola!”. Evidentemente, hoy no ha habido quejas. ¡Estaba riquísima!
La mayor parte de la tarde se la hemos dedicado a los últimos retoques de la obra. Piezas, escenas, decorado, vestuario… Al final parecían cansados, pero en general se han portado estupendamente. Y al terminar, a pesar de que se nos había hecho un poco tarde (estamos hablando ya de las 20:30 h., aproximadamente), hemos dejado que los chicos pasaran un rato en la piscina. Se lo merecían.
Tras la cena, en la que la ensalada le ha costado más de lo esperado a alguno que otro (del postre nadie se ha quejado, ¡había natillas!), hemos repartido los diplomas de participación, el del ganador de la carrera de canoas, medallas y copa al primer puesto en el “Tú sí que vales” y diplomas a las habitaciones; por un lado la más cerda y por otro la más felina. Y hemos hecho una pequeña evaluación del campamento con participación de monitores, profesores y alumnos. Muy positiva, por cierto.
Ahora, en su última noche en el campamento, están haciendo una de las veladas más esperadas: ¡Alcatraz! Fuera, sin linternas, todos deben esconderse muy bien y apagar un pequeño foco situado al otro lado del jardín sin que Paco o Javi los descubran. Parece fácil, pero es que a nuestros monitores no se les escapa una.
Hoy, inevitablemente, dormirán poco. Es su última noche, hablarán hasta tarde, están nerviosos por la actuación, por intercambiar experiencias con unos amigos a los que tal vez no vuelvan a ver en mucho tiempo… Pero eso no impedirá que mañana sea un gran día que estamos deseando compartir con vosotros. Y os va a encantar, ya lo veréis.
¿Estáis nerviosos vosotros también?
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